Eran los tiempos en que las niñas querían ser adultas. Se maquillaban, estaban al tanto de la moda y las Barbies empezaron a verse como top models, ya no como mujeres normales y felices. Cielo era una de ellas, pero ella pasaba de niña a adulta wannabe con una gracia envidiable, como si fuera algo que había estado ensayando por años y años.

Nadie notó cuando Cielo empezó a cantar cancioncitas pegajosas como si las supiera de toda la vida. Menos cuando salía con un grupito de amigas, en donde ella siempre era la mejor vestida (sin parecer exagerada), donde siempre estaba rodeada de otras niñas deseosas de seguirla hasta el fin del mundo.

Quizá en otras épocas, la gente hubiera pensado que estaban muy adelantadas, aun no llegaban a los dos números de edad; pero así había cambiado todo. Incluso las ex Barbies felices y realizadas que ahora simplemente eran muñecas voluptuosas e ídolas de la infancia.

A que hora, pués, en esos tiempos tan locos se vivirá la niñez? Cada día la gente ve a niñas de 3 queriendo ser grandes, queriendo hacer cosas que no les corresponden. bueno, Cielo no hacía pensar en esto, lo hacía con tanta naturalidad y gracia...

Pablito ya estaba siendo semi acosado por niñas de sus edad, por ser tan lindo, deportista y estudioso. Él como que no se daba cuenta y como que sí.

Japy un día de pronto se dio cuenta del mundo, de que el rosado era para las niñas y el azul para los chicos, que Britney Spears era una princesa del pop y que le tenían que gustar las canciones. Así como sin querer queriendo se volvió una terrible copia de Cielo, quería hablarle, quería que le preste ropa y nada. Japy pensaba que era su mejor amiga y Cielo no le importaba si moría.
Entre Pablito y Japy se formó una especie de Alianza Invisible. Pablito jamás dejó de ser el Consentido ni un solo minuto, fue el Hijo Varón, el Orgullo de su padre, el Niño Ejemplar. Japy era la segunda.

Pablito ya tenía unos 2 años, Japy le hablaba día y noche. Le contaba su día en el colegio, lo que vio en la televisión ese día, lo que había visto en la calle... es decir, su aburrida vida. Pablito aprendió a hablar gracias a ella, tempranísimo. Paraban juntos por toda la casa, jugando a la Gallinita Ciega o a las Chapadas, Cielo nunca se les acercó, los miraba al pasar de su cuarto al comedor como si los odiara.

Cuántas fueron las veces en que Pablito regresaba lleno de tierra y Japy con las rodillas cortadas, después de una escapada de la casa. Cuántas veces Japy se pasó el cuarto de Pablito emocionada por algo que se le había ocurrido en plena madrugada. Cuántas veces Cielo despertó con hormigas encima, siendo víctima del amor por los animales de los dos.
Fueron unos 5 años de infancia felíz para ambos, siendo mejores amigos. Los niños sorprenden en ese aspecto. Pueden ser mejores amigos y tan solo conocerse unos minutos, pero nunca odiarse. Todo hasta el fin de un verano, en el que Pablito pasaba de kinder a primaria.

-Pablito, ya vas a empezar primaria en unos días, no te emociona?!- preguntó Japy.

El niño la miró con sus ojasos azules, luciendo más bello y consentido aun.

-Mmm, siento que va a ser divertido. No crees?

Fue divertido para él. Conoció muchos amigos, fue el engreido de cada profesora y siempre el primer alumno y primer deportista. Poco a poco Pablito se fue alejando de Japy. Ya fuera porque estaba estudiando o porque tenía práctica de natación, futbol, baseball, basket y todos los deportes.

Japy siempre esperaba tristemente a que algún día Pablito viniera con ánimos de escuchar una historia, pero siempre venía agotadísimo o con amigos. Una madrugada Japy se metió a la habitación de Pablito, él dormía, ella lo despertó saltando sobre él.

-Japy? Que pasa?
-Pensé que quizá tendrías ganas de recolectar chanchitos del jardín, que dices?

Pablito la miró y sintió pena. No le interesaba para nada ir a ver insectos en plena madrugada. La miró nuevamente con sus ojazos azules y ella estaba sonriente, otra vez sintió pena. Se dio cuenta que la había dejado de lado, le sonrió.

-Japy... tengo mucho sueño. Que te parece si me cuentas algo mientras duermo? Me ayudarías mucho.

Japy, ingenuamente empezó a hablar y hablar, y lo siguió haciendo muchos años muchas noches. Pablito siempre sintió pena por ella, pero de todas maneras, la Alianza Invisible perduró, no es así? Cielo ni nadie se enteró de ella jamás, algo solo de ellos.
La niñez de Japy se basó en el colegio y su dislexia.

Mientras Cielo era una niña normal, con notas normales. Japy solo sabía que se llamaba Japy y que se escribía : J-A-P-Y.

Fue por esos días en que nació Pablito, el hermano menor, el que supuestamente iba a cuidar a sus hermanas, pero que nunca la importaría cuidar de él. Según todos "Era un bebé hermoso" Era rubio, era ojiazul, era blanco, era travieso (jamás entenderé porque ser travieso es algo bueno), era perfecto e inteligente.

Cielo se volvió loca, quería que le prestaran atención a ella. No lo disimulaba, A ELLA S-O-L-A-M-E-N-T-E, deletreaba.

-Ese, o, ele, a, eme, e, ene, te, e... A MÍ NOMÁS

Hacía escándalos, botaba cosas, quizo botar al bebé al piso incluso. Los señores Alegre no se quejaban, era increíble. Pensaban que era cosa de la edad, y si lo fue. En cambio si le llamaban la atención a Japy, demasiado, aun no sabía leer y ya estaba en 3° de primaria.

Es que Japy fue la más afectada por todo eso. No podía concentrarse en el A-B-C, no se memorizó las 5 vocales, no se acordaba de como escribir J-A-P... mucho ruido hacía Cielo, mucho berrinche.

Decidieron cambiarla de colegio, Cielo se quejaba aun mas, decía que Japy necesitaba ayuda y que ella no le iba a enseñar a leer. La matricularon en un colegio especial, donde había gente demasiado especial. Y Japy no era, no, solo era olvidada, ignorada e incomprendida. En fin sus años de colegio especial se los pasó hablando contra paredes humanas, porque si hablaba como loro desde que se perdió.

Con el tiempo desapareció la dislexia, ya sabía leer y todo. No leía mucho, pero leía, ya sabía su nombre completo, y sabía escribir "Cielo", "Pablito", "Mamá y papá".
Japy es la del medio entre sus hermanos.

La mayor (por un odioso año) era Cielo, llamada así por la simple razón de haber sido concebida casi milagrosamente, después de años y años de... bueno de tratar sin resultado.

Y Japy, fue más bien como un accidente, pero un accidente bien recibido para ser accidente. Su mamá solía describir su existencia como "una sorpresita" pero diciéndolo como quien mejor no dice otra cosa.

Cielo no la trataba mal, simplemente no le hablaba, nunca en 6 años le habló, ni un hola, a pesar que las vestían igual e iban a todos sitios juntas.

En cuanto a Japy, ella tampoco no hablaba, decían que era autista, pero era que nadie le había dirigido la palabra. Un día Japy se perdió en el Centro de Lima, paseando con sus padres y Cielo. Se entretuvo mirando a un insecto verde en el suelo, y lo siguió y siguió. Luego de toda una tarde de buscarla, regresaron a la casa Alegre, y la encontraron ahí. Sentada y tranquilísima en la sala mirandolos distraídamente.

-¿Dónde estabas?- le preguntó su padre.
-Ahí, los estaba buscando mientras me buscaban. Fue muy gracioso verlos corriendo como posesos, es algo sorpendente. Luego me subí al carro sin que se dieran cuenta, entré a la casa y los sorprendí, debieron ver sus caras! Quizá lo haga otra vez. Es una posibilidad muy fuerte.

Así sus padres supieron que no era autista, sino ignorada. Pero no se preocuparon, no les importó siquiera, la dieron de niña demasiado inteligente, y la dejaron crecer sola, cuando lo lógico era observarla más. Japy solo era observadora, su coeficiente no era alto.

No fue la única vez que se perdió, en la segunda vez también se alarmaron, en la tercera no. Siempre Japy los esperaba en la casa para verle las caras, y se reía y reía.
Érase una vez una chica llamada Japy.

No, no érase, es.

Tampoco una vez.

Como sea, se llamaba Japy, porque así le pusieron sus padres, el señor y la señora alegre, porque cuando nació se veía deprimida.



-¿Cómo le ponemos?- preguntó la madre.
-Se ve triste, hay que ponerle un nombre alegre. - dijo el padre.
-Entonces Happy, así va querer ser felíz.



Y no se equivocaron, ya que toda su vida Japy quiso ser felíz... ¿Quién dice que no?... e hizo de todo para serlo, en serio!

Pero querer no es poder, esa es la verdad.

Bueno, cuando se fueron al ayuntamiento a hacer la partida, había una tía menopausica y casi analfabeta atendiendo.

-Nombre...
-Happy Ángel - dijo la madre
-Se escribe con...
-Ya se como se escribe, se escribir... - dijo la tía amargada.

Bueno, cuando vieron la partida decía "Japy" y como son unas personas tan conformistas y buenas (en ese entonces) no dijeron ni pío y se fueron. Aparte le tenían miedo a la tía achoradasa.


Se imaginan llamarse Japy?

Son concientes de como sería su vida con ese nombre?