Entre Pablito y Japy se formó una especie de Alianza Invisible. Pablito jamás dejó de ser el Consentido ni un solo minuto, fue el Hijo Varón, el Orgullo de su padre, el Niño Ejemplar. Japy era la segunda.

Pablito ya tenía unos 2 años, Japy le hablaba día y noche. Le contaba su día en el colegio, lo que vio en la televisión ese día, lo que había visto en la calle... es decir, su aburrida vida. Pablito aprendió a hablar gracias a ella, tempranísimo. Paraban juntos por toda la casa, jugando a la Gallinita Ciega o a las Chapadas, Cielo nunca se les acercó, los miraba al pasar de su cuarto al comedor como si los odiara.

Cuántas fueron las veces en que Pablito regresaba lleno de tierra y Japy con las rodillas cortadas, después de una escapada de la casa. Cuántas veces Japy se pasó el cuarto de Pablito emocionada por algo que se le había ocurrido en plena madrugada. Cuántas veces Cielo despertó con hormigas encima, siendo víctima del amor por los animales de los dos.
Fueron unos 5 años de infancia felíz para ambos, siendo mejores amigos. Los niños sorprenden en ese aspecto. Pueden ser mejores amigos y tan solo conocerse unos minutos, pero nunca odiarse. Todo hasta el fin de un verano, en el que Pablito pasaba de kinder a primaria.

-Pablito, ya vas a empezar primaria en unos días, no te emociona?!- preguntó Japy.

El niño la miró con sus ojasos azules, luciendo más bello y consentido aun.

-Mmm, siento que va a ser divertido. No crees?

Fue divertido para él. Conoció muchos amigos, fue el engreido de cada profesora y siempre el primer alumno y primer deportista. Poco a poco Pablito se fue alejando de Japy. Ya fuera porque estaba estudiando o porque tenía práctica de natación, futbol, baseball, basket y todos los deportes.

Japy siempre esperaba tristemente a que algún día Pablito viniera con ánimos de escuchar una historia, pero siempre venía agotadísimo o con amigos. Una madrugada Japy se metió a la habitación de Pablito, él dormía, ella lo despertó saltando sobre él.

-Japy? Que pasa?
-Pensé que quizá tendrías ganas de recolectar chanchitos del jardín, que dices?

Pablito la miró y sintió pena. No le interesaba para nada ir a ver insectos en plena madrugada. La miró nuevamente con sus ojazos azules y ella estaba sonriente, otra vez sintió pena. Se dio cuenta que la había dejado de lado, le sonrió.

-Japy... tengo mucho sueño. Que te parece si me cuentas algo mientras duermo? Me ayudarías mucho.

Japy, ingenuamente empezó a hablar y hablar, y lo siguió haciendo muchos años muchas noches. Pablito siempre sintió pena por ella, pero de todas maneras, la Alianza Invisible perduró, no es así? Cielo ni nadie se enteró de ella jamás, algo solo de ellos.
3 Responses
  1. Que tu hermano menor sienta pena por ti x(,pero weno un hermano siempre va a tner una cierta conexion con uno.por elresto de su vida :P


  2. 1000ena Says:

    que pena da q tu hermano menor te tenga pena xS

    chess bn suicidable su vida xS


  3. Lukianox Says:

    Poor Japy

    No es bonito que tu hermano menor te tenga pena (been there, done that). Es como que quieres ser fuertesito para ellos pero a veces no sale ps.

    Chola... tu historia está tomando un gira muy interesante y sentimental profundo.

    Me volveré fan ps U_U

    Psicodelicamente

    Lukianox